Voz en el trabajo, compromiso en la comunidad

El grado en que los colaboradores tienen voz y son escuchados en el lugar de trabajo tendrá importantes consecuencias no sólo en cómo ellos participan en las empresas donde se desempeñan sino también en su bienestar más general y en la forma en que participan en la vida fuera del trabajo. Eso es lo que plantea la profesora de INCAE, Andrea M. Prado, junto a Francis Milliken, de Stern School of Business (NYU), Cindy Schipani y Norman Bishara, ambos de Ross School of Business (Michigan University).
El artículo desarrollado por este grupo de profesores se titula “Linking Workplace Practices to Community Engagement: The Case for Encouraging Employee Voice”. El mismo fue publicado a finales del 2015 en , una de las revistas académicas más prestigiosas en el campo de la Administración de Empresas, según el Financial Times.
“Las multinacionales y sus subsidiarias constituyen uno de los actores económicos más importantes y dada la cantidad de empleo que generan, estas organizaciones tienen la capacidad de influenciar la vida de millones de personas alrededor del mundo, especialmente la de sus empleados”, es uno de los planteamientos que se muestran en la investigación. Muchas de las acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que desarrollan las empresas se enfocan en sus grupos de interés externos y la investigación académica se ha centrado en evaluar el impacto de dichos esfuerzos en el desempeño financiero de la empresa. Este artículo, por el contrario, se enfoca en los esfuerzos que las empresas pueden realizar con sus colaboradores internos—enfocados en darles una voz—y cómo estas iniciativas pueden influenciar la calidad de vida de estos individuos fuera del trabajo y en sus comunidades.
“Darle voz a los empleados dentro de una empresa es clave para crear la confianza y puedan participar de forma más activa y generar mayor impacto en la comunidad en la que viven”, explica la profesora Andrea Prado, doctorada en Administración de Empresas de Stern School of Business de la Universidad de Nueva York.
Suena simple, pero en las empresas la realidad es más compleja. “Las encuestas e investigaciones muestran que un número elevado de empleados (muchas veces la mayoría de ellos) en una gran variedad de industrias y sectores, no se sienten cómodos hablando con sus jefes sobre los problemas que enfrentan, o para dar ideas o sugerencias para mejorar”, explica la investigación.
El temor a causar molestia en los superiores y ser considerado una persona problemática, son de las principales causas por las cuales los colaboradores no quieren manifestar sus opiniones. Estudios previos muestran que estos individuos perciben que ejercitar su voz en el trabajo puede disminuir las posibilidades de un ascenso. Pueden tomar la decisión de mantener el silencio pues consideran que no serán escuchados o su opinión tomada en cuenta. En cualquier caso, se ha mostrado que no expresar su voz baja la moral del empleado y las posibilidades de que se considere capaz de liderar dentro y fuera de la empresa.
“La sensación de que su idea o sugerencia no vaya a ser escuchada probablemente será asociada con varias consecuencias, entre las que se encuentra una percepción de menor justicia en el trato, así como una menor eficacia, autocontrol y aumento del estrés”, plantea la investigación. Es más probable que, los empleados que perciben que no tienen la oportunidad para hablar libremente sobre sus preocupaciones en la organización, desarrollen altos niveles de cinismo y alienación con respecto a las instituciones sociales y sus propias vidas. Los autores plantean que esta situación puede generar incluso problemas de salud en los empleados y que eso también va en contra de su desempeño laboral y su motivación para ayudar fuera de la empresa.
Es por esto que la investigación teórica plantea que hay que dar espacios y voz a los empleados. “Es necesario que las empresas generen espacios para que sus empleados puedan ejercer su voz y que esa voz sea escuchada, para que así sienta la confianza para aplicar sus habilidades en la comunidad y participar en acciones fuera de la empresa”, comenta la profesora Andrea Prado. La clave según este estudio, está en hacer que el empleado sienta que sus ideas y sugerencias tuvieron un impacto positivo en la empresa, porque así lograrán sentir que tienen las capacidades para gestionar cambios en sus comunidades.
Para promover un clima organizacional más seguro para que los empleados puedan compartir sus opiniones, las empresas pueden eliminar políticas que permitan despedir a los empleados injustificadamente o asignarlo a un puesto de trabajo de menor jerarquía. ¿Cómo hacerlo? Esto puede ser a través de voto, participación en focus groups, premiar a quienes den sugerencias o avisen de problemas. Asimismo, se puede entrenar a los jefes para que den la oportunidad a los empleados de hablarles directamente y que en realidad puedan considerarse sus ideas o sugerencias.
Recientemente, algunos estados de los Estados Unidos han apoyado la idea de un acuerdo legal corporativo alternativo conocido como “el benefit corporation”, en el que se libera a los directores de empresas a considerar sólo los intereses de los accionistas, incluso durante fusiones o adquisiciones. Esta alternativa redefine el concepto del “interés de la empresa” para incluir a otros actores, tales como los empleados y la comunidad, dándoles una voz a dichos grupos de forma institucionalizada.
Puede parecer que esto significa sacrificar las ganancias de corto plazo, pero la investigación plantea que los beneficios de dar voz a los empleados puede generar mejoras en la productividad de los mismos y/o un aprendizaje organizacional que aumenta los beneficios. La investigación ejemplifica que el dar voz a los empleados puede generar un ingreso de información sobre temas que son desconocidos por la alta gerencia y que de hecho pueden estar ligados a una reducción de la rentabilidad de la empresa. Además las medidas para dar voz a los empleados ayudarían a tener un mayor compromiso con la empresa por parte de los mismos, lo que beneficia a una empresa en la implementación de sus políticas.
Tanto Andrea Prado, como los demás académicos que desarrollaron este trabajo, esperan que ayude promover un cambio en cómo las empresas gestionan su recurso humano para que éste pueda participar más activamente en el desarrollo de su comunidad y alcanzar un mayor nivel de bienestar fuera del trabajo.
El paper puede encontrarse en el siguiente link http://amp.aom.org/content/29/4/405.abstract o en https://www.researchgate.net/profile/Andrea_Prado3